2009, un año que se fue en el cine

Antes de terminar el año me quedé con las ganas de ver “Avatar”, teniendo la buena intención de darle una segunda oportunidad a James Cameron. Bien, ya no pude, así que no ingresará a este repaso de los filmes estrenados durante el 2009 en las salas comerciales de Veracruz puerto y Xalapa en el año que se fue, aunque, aclarando el punto, no son todas las que son ni son todas las que están, como en el año pasado.

Se llevan las palmas:

  • The reader (Stephen Daldry)

the-reader-b Más que cineasta, comentario de Iván Partida que cito sin menoscabar sus dotes directivas notables, Daldry también es un gran adaptador, ya sea él quien esté a cargo del guión o no. Logra darle la vuelta a las pocas virtudes de la novela de Bernhard Schlink. En suma, ésta su primera versión, puesto que siempre se corre el riesgo de adaptar ad infinitum, aquí Daldry, con los gestos y esas miradas que lo dicen todo, logra la profundidad y la dimensión de aquello que quiere tratar la novela: el sentimiento de culpa que aqueja a toda una generación.

  • The wrestler (Darren Aronofsky)

the_wrestler_poster1Réquiem por un sueño perdido lo que logra ahora Aronosfsky en esta película que es una triple salvación: la del actor que interpreta al luchador, la del protagonista –que puede ser cualquiera de nosotros buscando un imposible-, y la del cine como arte.

  • Lake Tahoe (Fernando Eimbke)

lake tahoeUna guía irresponsable que me permito sugerir aquí para llegarle a esta segunda película del “veterano joven” Fernando Eimbke, en la que parece que no pasa nada, es fijándose en los letreros que aparecen en el cartel, que es a su vez un fotograma del largometraje: “Partes eléctricas automotrices”, y a un lado se lee: “rotores, juntas, platinos, etc.”. Se trata de una refaccionaria, lugar al que llega el héroe adolescente de éste drama familiar después de la avería de su coche. Pero no encontrará allí reparar el motor averiado del Tsuru, ni tampoco lo que en el fondo busca reparar: una pérdida insondable, la de su padre.

  • Gran Torino (Clint Eastwood)

gran-torino-fl-poster-full3El republicano herido, vencido; el traicionado veterano de guerra que es todas las guerras a un tiempo –ya sea la Segunda Guerra, Vietnam o Irak-; el forajido hombre de familia olvidado por sus hijos. Es todas esas cosas y algunas más lo que logra el veterano Eastwood, el último de los clásicos vivos, en la encarnación de ese personaje memorable: regresa el wertern en manos de quien mejor lo sabe hacer.

  • Up (Pete Docter)

up Los primeros minutos de esta película, y mucho se ha comentado al respecto, es lo mejor en animación que se ha hecho desde que Walt Disney dibujara Mickey Mouse y a su pléyade de personajes inmortales. Puede que después el argumento decaiga, pero el logro técnico junto al tema propiamente dicho, que es la irrealización de un proyecto de vida por siempre postergado, y la desilusión que provoca conocer al envejecido héroe de la infancia, son suficientes para salvarla, amén de imágenes sui géneris.

  • Bikur Ha-Tizmoret (Era Kolirin)

LA%20BANDA%20NOS%20VISITAToda la tristeza, hasta la amargura, en el rostro pétreo e imperturbable del dirigente de una banda de música de la policía egipcia no hace sino contrastar con las desenfadadas vidas aburridas de un puñado de pobladores de un pueblo perdido del Israel, a donde ha ido a parar la banda por culpa de un error fonético. El humor está ahí, porque, esperando oírlos tocar –suponemos que algo triste, melancólico, reflejo de la actitud alicaída de los músicos- cuando lo más que hacen algunos es afinar tímidamente sus instrumentos de viento, se refleja al final en un sorpresa agradable: no es más que una banda de música alegre y relajada. Y más que eso, Kolirin logra un revelador retrato de varios personajes en la tensa, siempre tensa situación sociopolítica de aquella parte de Medio Oriente.

  • Kirschblüten (Doris Dörrie)

las-flores-del-cerezo Los vivos y los muertos; lo femenino y lo masculino; la vejez y la juventud; Oriente y Occidente; Alemania y Japón, antiguos aliados: Dörrie sorprende con una poética donde se mezclan y conjugan conceptos opuestos.

  • Inglourious basterds (Quentin Tarantino)

bastardos-sin-gloria-pitt-506x749El cine de Tarantino es ya una marca registrada, una forma de hacer que mezcla madurez e inocencia. En esta película, la dirección de actores, la mayoría de ellos, es excelente; su obertura es una obra maestra y resulta interesante ver al cine dentro del cine mismo como catarsis. Pudiera parecer a algunos que es exagerada y que tuerce “la Historia”, pero se les olvida que desde hace un tiempo existe un género narrativo llamado ucronía: aquel hubiera bastante válido para cualquier creador que quiere desarrollar cualesquier tema.

  • Revolutionary road (Sam Mendes)

revolutionary-road-poster-fullMendes, director de la oscareada American Beauty, logra en ésta adaptación de la novela homónima de Richard Yates, el retrato de la culminación del american dream en un típico suburbio de una típica ciudad norteamericana a través de un matrimonio joven, compuesto por una actriz fracasada y un empleado de oficina sin muchas ambiciones, hasta que la tragedia toca a la puerta de la pareja cuando éstos enferman de esas ganas de ser diferentes buscando abrir una vía revolucionaria.

  • Changeling (Clint Eastwood)

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Pocas veces es retratado en cine el amor maternal hacia sus hijos. Por lo regular suele ser la relación paterno-filial el tema centra de muchos dramas familiares, y hasta de space operas como la saga Star Wars. Entre las que yo destacaría dentro de las excepciones notables están Good bye, Lenin!, y ésta película. Eastwood trabaja con un depurado guión y una notable dirección de actores.

  • Doubt (John Patrick Shanley)

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El mayor atractivo de la cinta es la copla actoral entre Streep y Hoffman, más allá del tema de sacerdotes pederastas; y hacen creíble que dudar es suficiente prueba para sospechar de cualquiera.

  • Låt den rätte komma in (Tomas Alfredson)

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Es oficial, Tomas Alfredson, un desconcido cineasta para el bloguero que firma ésta humilde lista, ha logrado una joyita del cine fantástico, con los elementos propios y algunos añadidos de la tradición mitológica propia de los países de Europa del Este. Los protagonistas son auténticos vecinos de un multifamiliar, es decir, creíbles y reales, y sus motivaciones son lógicas, lo cual hace que sus temores sean nuestros temores, filmados en largas secuencia propias del mejor suspense, bajo una densa atmósfera que se sacia de cálida sangre adolescente.

Indispensables con palomitas:

  • The curious case of Benjamin Button (David Fincher)

untitledAlgo le pasó a David Fincher de tanto vivir cerca del Hollywood, tal sea que últimamente ha cobrado sendos cheques, y aunque el realismo mágico que despliega en una fotografía y musicalización preciosista, de la mano de actores simpáticos y cumplidores, si hacen de la vida de Benjamin Button un memorable acercamiento al tema de la vida y la muerte puestos en perspectiva; se le extraña a Fincher en el mejor cine que le granjeó admiración.

  • Voy a explotar (Gerardo Naranjo)

voy_a_explotar Una pareja de personajes salingerianos –un niño bien y una niña inadaptable- se escapa de sus respectivas familias para refugiarse en la azotea de la casa de él. Aunque Naranjo no logra penetrar en el teen angst propio de aquella edad, como sí lo hace el Gus van Sant de Paranoid Park y Elephant, por ejemplo, la película resulta divertida, hasta cierto punto memorable, con logros técnicos –cinematografía- y un buen soundtrack que apoya a la narración.

  • Sólo quiero caminar (Agustín Díaz Yánez)

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Díaz Yánez nos demuestra que morir en taquería es suficientemente redentor si lo hacemos por la mujer que amamos, aunque nos haya desbaratado nuestra organización criminal. Cómo película de género es buena, pero falla a la hora, en opinión de Iván Partida, de querer demostrar que las féminas pueden ser más rudas y audaces que los hombres, ya que la heroína termina pidiéndole ayuda a su príncipe azul cuando está acorralada.

  • Milk (Gus van Sant)

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Milk es la muestra del mejor cine y de lo más comercial que ha hecho su director Van Sant hasta la fecha. Desde luego que Sean Penn brilla con una sólida actuación y que el guión se centra en la carrera política en pro de la causa gay, pero todo en la cinta busca la efectividad y la simpatía del espectador, sin la exploración introspectiva que el mismo Van Sant ha logrado en películas anteriores.

  • Slumdog millionaire (Danny Boyle)

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Boyle sabe hacer cine de vanguardia cuando se lo propone, con un juego de cortes y movimientos de cámara rápidos, acentuando el vértigo y el sentido de persecución. Por desgracia, Boyle escogió la veta más comercial posible, logrando un éxito más taquillero que cinematográfico.

  • Harry Potter and the half-blood Prince (David Yates)

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La sexta película en que la que vemos a ésta maguito salingariano queriéndose enfrentar, ¡por fin!, y nosotros también queremos verlo, con tú-ya-sabes-quién. Yates logra reavivar la saga desde que Alfonso Cuarón filmara la tercera parte. Aquí lo efectos especiales están contenidos, sin tomar ese protagonismo desesperado por buscar la simple efectividad. El trabajo actoral es mejor, y el nudo dramático es incluso más complejo, lo cual explica que algunos de sus fans –de las adaptaciones- se hayan decepcionado.

  • The Duchess (Saul Dibb)

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Hay un trabajo de producción y dirección notable. El guión no tiene ningún pero más allá de querer ajustarse al retrato de época. Los actores cumplen. En resumen, cuenta con lo indispensable para no caer dentro de los video-homes, pero no tiene en realidad nada más interesante.

  • Rudo y Cursi (Carlos Cuarón)

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Con cantidades insalubres de palomitas y refresco, la primera película de Carlos Cuarón es pasable. Gael García Bernal sigue siendo mejor actor que Diego Luna, y los hermanitos Cuarón siguen explotando la comedia ranchera tan propia de la tradición muy mexicana desde la dupla Infante-Negrete. En sí, el tema quiere retratar una sociedad despojada de cultura y ambiciones genuinas, azotada por la pobreza más exultante plus el cáncer del narcotráfico. Pero se queda sólo en la simpatía de sus protagonistas.

  • Distric 9 (Neill Blomkamp)

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La única razón por la que District 9 no brincó la barda hacia los ‘video-homes’ es que Blomkamp hace de la cinta un desborde de testosterona y sudor de axila masculina. Al igual que la mayoría de las palomeras puestas en esta lista, al guionista se le olvidó lo que pretendía con el tema, en este caso la discriminación, echando todo al traste con una sobada secuencia persecutoria.

Los ‘video-homes’:

  • Terminator salvation (McG)

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Acudí a la sala de cine con la firme convicción de que Terminator murió hace dos películas y que en este tiempo ha perdido su razón de ser, aunque no me jacto de ser un cinéfilo informado a toda regla. En realidad buscaba acción y entretenimiento, y aunque parezca que eso es lo más fácil que una película pueda dar, también se da el caso de que una risible aparición del antiguo Terminator, el célebre Arnold Schwarzenegger, la hunda definitivamente.

  • Secretos de familia (Paco del Toro)

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Lo más triste de todo no es que haya aficionados que dirijan películas, compongan sinfonías o escriban libros, sino que los aficionados proselitistas lo hagan, sin importar que sean políticos o religiosos. Paco del Toro, desde luego, no es director de cine, si acaso un cineasta, un explotador de temas y circunstancias (en este caso la pederastia). Caería en la obviedad de apuntar todos los errores que saltan a la vista como cuando señalamos los hilos que suspenden a los murciélagos falsos en una película de Ed Wood: la cinta adhesiva 3-M para los efectos especiales, el foco de 100 watts para la iluminación, la ropa que se robaron de un albergue para el vestuario y los actores que sacaron de algún desván mohoso de Televisa: suficientes para la carcajada voluntaria.

  • Cabeza de Buda (Salvador Garcini)

Cabeza de buda

El cine mexicano está muerto. O eso es lo que opina Garcini haciendo un cine con tanta desfachatez.

  • The Twilight Saga: New Moon (Chris Weitz)

Una interesante película en tono oscuro sobre el amor y el sacrificio; Weitz, otrora director de American Pie y uno de los responsables de aquella saga, se estrena en la segunda parte de ésta que pretende difundir por el mundo valores cristianos como la amistad, la lealtad y el autosacrificio como una de las Bellas Artes… No es gratuito que Meyer, autora del libro origen, ubique su relato en Nueva Inglaterra, tierra de puritanos y de la mayoría de los republicanos conservadores. Las niñas bien que por momentos quieren sentirse pecadoras, encuentran en los vampiritos Tommy Hilfiger y sus amigos un aceptable y cómodo reflejo. Pero no se preocupe, que no se me ha olvidado mencionar las pésimas actuaciones, el maquillaje Max Factor que adquirió la producción en gran barata y la postproducción que hicieron en computadoras Pentium 2: un auténtico video-home.

  • Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen)

vicky-cristina-barcelona Zzz… Zzz… Zzz… (Despiértenme cuando termine).

  • Watchmen (Zac Snyder)

watchmenZac Snyder, ambicioso director, logró con su anterior filme, 300, un relato bien logrado, con su buena dosis de entretenimiento y notables logros técnicos, tanto en la animación como en la fotografía. El relato mismo se contenía en uno o dos temas, sencillez que le aseguró el éxito en las taquillas y en el gusto más elevado. Watchmen es, hasta cierto punto, también un logro técnico, pero desbordado y con todos sus elementos desencajados: la fotografía es chocante; el desarrollo de los múltiples personajes es caótico y la pretensión demasiada.

  • Australia (Baz Lurhmann)

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Tal vez en el post “No hay lugar como el hogar” hablé demasiado bien de ésta película, pero a la distancia me parece un pastiche cinematográfico y de mal gusto. Este bloguero se corrige y se retracta a tiempo.

  • Righteous kill (Jon Avnet)

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Una película en la que el muy malo resulta en realidad ser el bueno y en la que el muy bueno resulta ser el malo… Una lástima ver a dos estrellas de Hollywood bastante seniles y en manos de un director novato.

  • Public enemies (Michael Mann)

public-enemies-depp-poster-fullsizePor supuesto que Mann es un buen director de cine, y casi un autor, no de la talla de otros directores coterráneos, pero sí ha legado títulos memorables. Por desgracia, y aunque Public Enemies no es necesariamente mala, parece una copia de muchas otras cintas de gánsters, so pena de mencionar a un deslucido Johnny Depp.

¿Película del año?

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Comentarios

Dada Dede ha dicho que…
sin objeciones

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