Recuerdo

Motivado por Daniel Espartaco Sánchez, hago el ejercicio I remember inspirado en Joe Brainard.
 
 
Recuerdo ir a casa de mis padrinos para jugar el Atari.
Recuerdo la panadería que mis padrinos tenían en el mercado del pueblo.
Recuerdo que se llamaba “La única”.
Recuerdo la vez que lloré cuando mi madre me dejó en mi primera clase de kindergarten.
Recuerdo cuando me vistieron de revolucionario con unas cananas de papel y bigotes pintados para celebrar el 16 de septiembre.
Recuerdo que mi tía era la directora del kindergarten.
Recuerdo que a la directora del kindergarten siempre le llamé tía.
Recuerdo haber desconocido el significado de salir en el “cuadro de honor” en tercero de primaria. Pregunté a mi madre si salir en el cuadro de honor era malo.
Recuerdo que sentía pudor que me vieran sin camisa.
Recuerdo una parabólica herrumbrosa que los vecinos se habían comprado para ver la televisión del satélite.
Recuerdo que sólo podía ver cuatro canales de televisión.
Recuerdo todos los pueblos que hay entre El Ingenio y Chetumal.
Recuerdo al pueblo que cambia de nombre al cruzar una calle; Ucum de un lado, y Madrazo del otro.
Recuerdo el noticiero ECO.
Recuerdo que al madrugar para ir a la primaria en la tele pasaban, antes del noticiera ECO, un comercial donde la gente, en fila india, caía como fichas de dominó.
Recuerdo a Peligro Inminente, con Harrison Ford, como la primera película que vi en un cine.
Recuerdo al Cinema Campestre.
Recuerdo que el Cinema Campestre tenía sólo dos funciones por día, y proyectaba la misma película toda la semana.
Recuerdo cuando mi familia y mis padrinos fuimos a comer pizza a Chetumal y luego ir a ver Forrest Gump al Cinema Campestre.
Recuerdo a Sergio’s Pizza, y su decoración con cuadros del siglo XIX y su oscuridad interior y la cava de vinos en la entrada.
Recuerdo que en Sergio’s Pizza mis padres y yo siempre ordenábamos el mismo platillo.
Recuerdo cuando mi padre me llevaba al interior de la fábrica de azúcar.
Recuerdo el rugido ensordecedor de las calderas de la fábrica de azúcar.
Recuerdo caminar por escalerillas y pasillos metálicos, y a mi padre explicarme todo el proceso de fabricación del azúcar.
Recuerdo el día que unos cañeros amarraron al gerente de la fábrica de azúcar a una palmera de cocos.
Recuerdo que los cañeros mataron dos vacas y mi amigo Tohuí  y yo jugamos a las cartas mientras el gerente de la fábrica seguía amarrado a la palma cocotera.
Recuerdo cuando mi madre me dijo que el verdadero nombre de Tohuí era Edgar. Me sentí desilusionado.
Recuerdo que me levantaba muy temprano los domingos para ver el programa de Chabelo.
Recuerdo que en el programa de Chabelo descubrí que Tohuí era el nombre de un oso panda.
Recuerdo haber visto Pie pequeño en busca del valle encantado unas veinte mil veces, hasta que mi padre me regaló una copia un BetaMax que le regaló un tío que tenía un videoclub.
Recuerdo la videograbadora BetaMax Sony que teníamos una sala cubierta por un mantelito blanco tejido por mi madre.
Recuerdo haber visto ¿Quién engañó a Roger Rabbit? unas veinte mil veces, hasta que mi padre me regaló una copia un BetaMax que le regaló mi tío del videoclub.
Recuerdo que nuestra videograbadora BetaMax tenía un botón rojo que me gustaba oprimir. Después supe que con ese botón rojo se grababa en el cassette.
Recuerdo haber visto Beetlejuice unas veinte mil veces, hasta que mi padre me regaló una copia un BetaMax que le regaló mi tío del videoclub.
Recuerdo haberme enamorado de Alec Baldwin sin saberlo.
Recuerdo cuando mi tío El tábano me dijo que una niña de la cuadra era mi novia y yo le creí.
Recuerdo haberle regalado un pastel a mi novia hecho por mi madrina y que todos los vecinos vieron cuando se lo llevé a su casa. Nos besamos en la boca frente a todos. Jennifer se llamaba.
Recuerdo a mi madre decirme que Jennifer tenía tumores en el cerebro y pensé que debía ser algo muy malo.
Recuerdo que en misa rezaba por la salud de Jennifer.
Recuerdo que en las clases de catequesis una señora nos enseñó un comic donde un pecador se quemaba dentro de un gran caldero de cobre. La señora nos dijo que eso era el infierno, y que ahí terminaban los que desobedecían a Dios.
Recuerdo que desobedecí a Dios y creí que merecía el infierno.
Recuerdo a mi madre obligarme a memorizar el Credo porque, de lo contrario, no podría jugar Nintendo.
Recuerdo a un sastre tomarme medidas para Mi Primer Comunión. Repetí a mis padrinos de bautizo.
Recuerdo cuando mi tía Chila, la del kindergarten, que era hermana de mi padrino, me invitó a comer crema de zanahoria.
Recuerdo que no me gustaba la crema de zanahoria. Aún.
Recuerdo a mi tía Chila exclamar “¡chinitas!” cuando estaba muy enojada.
Recuerdo que mi primo Pepe hacía que mi tía Chila se enojara muy seguido.
Recuerdo cuando conocí Cancún gracias a mi tío Pablo, hermano de mi papá y esposo de mi tía Chila.
Recuerdo que mi tío Pablo me tomó una foto en Playa del Carmen con un transbordador atracado en el muelle.
Recuerdo que la familia de mi tío Pablo vivía en una colonia de los empleados, donde las casas eran más grandes pero la calle no tenía pavimento.
Recuerdo la casa de mi tío Pablo en la colonia de los empleados. Tenía un amplio jardín donde cabía un extenso framboyán donde Pepe y yo jugábamos.
Recuerdo que mi primo Pepe podía cantar rap y las canciones de Michael Jackson.
Recuerdo el cassette original Dangerous de Michael Jackson pero he olvidado quién lo compró.
Recuerdo la portada de Dangerous.
Recuerdo cuando mi primo Pepe y yo corrimos el 12 de diciembre junto con los antorchistas para celebrar a la Virgen de Guadalupe. No pudimos terminar, pero mi tío Pablo nos llevó a comer pozole.
Recuerdo la muerte de mi tío Pablo.
Recuerdo que cada semana santa, o cada verano, o cada navidad, familiares de Veracruz nos visitaban.
Recuerdo a mi abuela materna llegar siempre con sus bolsas de súper llenas de medicinas.
Recuerdo la pócima mágica de ajo de mi abuela materna contra las reumas.
Recuerdo que nos habían visitado mi abuela materna y unos tíos de Tabasco cuando escuché a mi madrina gritar desde la verja de enfrente. Recuerdo a mi padre salir corriendo.
Recuerdo que después de esperar largas horas en la casa, salí a la calle y vi a mi tía de Tabasco y a mi madre sentadas en la acera del andador, llorando.
Recuerdo que caminé hacia la casa de mi tío y que al entrar vi a mi primo Pepe sentado en el sofá de la sala viendo absorto el techo y a mi tía Chila hablando por teléfono.
Recuerdo a casi toda mi familia paterna en un balneario dos días después del funeral de mi tío Pablo.
Recuerdo cuando un amigo de la cuadra me dijo que mi prima Clau, la hija de mi tío que tenía el videoclub, era adoptada. Mi tío del videoclub es primo hermano de mi papá.
Recuerdo cuando mi abuela materna me dijo que mi prima Clau era su nieta.
Recuerdo cuando mi madre me explicó que mi prima Clau era hija de mi tío El tábano, su hermano.
Recuerdo que nunca me llevé bien con mi prima Clau, pero sí la recuerdo despachando en el videoclub cuando iba a rentar películas.
Recuerdo a Stargate como la primera VHS que fui a rentar con mi primo Édgar para estrenar la videograbadora VHS que cambiamos por la BetaMax.
Recuerdo que la cinta de Stargate estaba mordida en los bordes.
Recuerdo que la computadora 486 que tenía el sistema operativo DR DOS, marca Printaform. Mi primo Édgar y yo la descompusimos más de una vez.
Recuerdo cuando mi primo Édgar llegó a vivir con nosotros.
Recuerdo todos los viajes que hice con mis padres a Veracruz, para visitar a nuestros parientes.
Recuerdo el logotipo del mundial de Italia 90.
Recuerdo que mi madre coleccionó vasos que regalaba Coca-Cola en el mundial de USA 94. Aún existen, intactos.
Recuerdo que un amigo de la cuadra tenía por apodo el nombre de la mascota de Barcelona 92.
Recuerdo el nombre de la mascota de Barcelona 92: Cobi.
Recuerdo que estaba en la calle cuando mi madre me llamó para que no me perdiera el momento en que el arquero hiciera encender el pebetero olímpico con su flecha de fuego.
Recuerdo cuando mi primo Édgar y yo quisimos medir toda la colonia obrera con un flexómetro de cinco metros, para dibujar un plano del pueblo.
Recuerdo que el lugar donde vivía tenía tres nombres que los pobladores usábamos indistintamente.
Recuerdo que, a pesar del nombre oficial, todo mundo llamaba El Ingenio al lugar donde vivía.
Recuerdo que El Ingenio era el único lugar de la frontera con calles pavimentadas, drenaje, biblioteca pública y alumbrado.
Recuerdo la mayoría de los ejidos que recorrí con mi padre cuando vendíamos pollo vivo.
Recuerdo que mi padre entró al negocio del pollo al salir de la fábrica.
Recuerdo a Édgar ayudarnos en el reparto de pedidos.
Recuerdo cuando mi tío Pablo nos llevó a Édgar, Pepe y a mí a recorrer varios cenotes de la Riviera Maya. Poco después murió por un accidente carretero.
Recuerdo que mi tío Pablo fue socio de mi papá en la venta de pollos.
Recuerdo que un día fuimos, mi papá, mi tío Pablo, Pepe y yo, a visitar a los menonitas de Belice para comprarles sus polluelos
Recuerdo los planes de expansión de mi tío.  No pudo concretar sus planes.
Recuerdo la ruptura de la sociedad entre mi tío y mi papá. También estaba el hijo mayor de mi tío, Ángel.
Recuerdo a mi vecino Abraham, y que viajaba mucho a Estados Unidad porque allá vivían sus hermanos mayores.
Recuerdo que en la casa de mi vecino Abraham había una toalla con el logo de la cerveza Budweiser.
Recuerdo que a mi vecino Abraham le llamaba trocas a las camionetas, y que casi no le gustaba la escuela.
Recuerdo que perdí la virginidad con los dos ayudantes púberes que mi padre tenía en la granja de pollos.
Recuerdo que la granja de pollos estaba en una colina.
Recuerdo haberme olvidado de Jennifer. Sus padres se separaron. Ella terminó viviendo con su madre en Chetumal.
Recuerdo que el hermano mayor de Jennifer era muy afeminado.
Recuerdo cuando mis compañeros del saló comenzaron a gustarme. Me alejé de uno de ellos por temor a que se diera cuenta. Fuimos muy amigos en la primaria.
Recuerdo cuando mis padres me dijeron que había que mudarse del pueblo.
Recuerdo ir a Chetumal para buscar cajas de cartón que usaríamos en la mudanza.
Recuerdo cuando mi papá puso en venta la casa que le regaló el gobierno y el Sindicato Azucarero por ser un leal compañero.
Recuerdo la herencia que le legó mi tío Pablo a su familia. Antes de morir había contratado un seguro de vida.
Recuerdo que la hija de mi tío Pablo compró nuestra casa.
Recuerdo que mi prima regateó el precio que mi padre pedía por la casa.
Recuerdo que Édgar no quería dejar El Ingenio.
Recuerdo que yo tampoco.

Recuerdo que debo comprar este libro.

Comentarios

IP ha dicho que…
Delicioso ejercicio memorístico ¿Quién no recuerda Pie pequeño? ¿Quién no recuerda al primer amigo que le provocó calor?

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