Últimos pulsos galvánicos

Empuñada por mano invisible, entra la daga de doble filo rajando epidermis y vasos sanguíneos. Mi sangre se desparrama capilarmente empapando las fibras sintéticas de poliéster de la playera que uso.

Sí, poliéster; soy pobre.

No encuentro asidero en el oscuro abismo en que siento caer, por más que intento con las puntas de mis dedos alcanzar aquel borde que imagino, mientras la luz que oculta la identidad de mi asesino es oscura y translúcida y cálida y resplandeciente; pende sobre su cara intensa bombilla coronada por conciliábulo de mariposas negras.

Sí, negras; soy pobre.

Mis pupilas recogen los últimos fotones que rebotan en la paredes de mi cuarto, mientras el torrente cálido purpureo se desperdiga en incontenible cascada sobre el suelo de linóleo en el que yazco. Me pregunto, en el ínterin, porqué tanto tiempo le lleva a mi verdugo consumar su acto.

Sí, linóleo; soy pobre.

Últimos pulsos galvánicos emprenden precipitada carrera, antes que la bomba herida que guardo en mi pecho se detenga, contorsionando mis débiles músculos; enterados, esperan ser cubiertos por la noche eterna. Mi asesino presto asesta golpe final; si antes se resolvía parsimonioso (o así me parecía), ahora libera la daga de la opresión de mi carne muerta.

Sí, débiles; era pobre.


(D.R. 2010 Florentino Fuentes. De la serie “Love is colder than death”)

Comentarios

Keith ha dicho que…
Me gustó *o*
aún que creo que algunas palabras están de más.
Gustavo ha dicho que…
Gracias Fondue por pasar a leer y dejar tu comentario,

Saludos!

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